Alicante ha de comprender que este mensaje que llega a través de un nuevo vino y estilo debería calar entre los productores de siempre y también servir de reclamo, y así esperamos que sea, para que en el futuro los jóvenes se establezcan en sus pueblos y se animen a crear microbodegas con el potencial de hacer crecer los vinos de más calidad, aunque estos sean escasos en número de botellas.
Este fenómeno microproductor ya está calando en países como Italia, Francia y también poco a poco en España, así que conviene abonar el terreno para que tenga su impacto en la zona. ¿Cómo? Facilitando a los jóvenes ganarse la vida a través de este ancestral oficio, dándoles cobijo y protección desde la propia institución reguladora y desde los diferentes estamentos políticos y formándoles.
Nadie duda de que en toda región vitícola tenga que haber productores de todo tipo. El éxito consiste en tener capacidad de ofrecer vinos a todo tipo de consumidores; un vino de Alicante para los menos entendidos, otro para los consumidores medios y otro para los más sibaritas. Pepe Mendoza ha sido productor de vinos de todos los segmentos, ha trabajado familiarmente en la producción de vinos globales, se ha adentrado en los vinos de alta gama y se ha asentado en las microproducciones. Nadie como él para abanderar un movimiento de cambio pues además de ser uno los grandes productores de la zona, es una persona capaz de general lazos y de propagar este germen creador entre sus colegas.
¿Cuál es el éxito de esta nueva generación de vinos?
A lo largo de las numerosas catas que vamos realizando por toda España, de vez en cuando, surgen vinos que adaptándose a las circunstancias climáticas y edafológicas del entorno se acercan novedosamente hacia un tipo de vinos que hoy en día gustan a los consumidores. Hace poco Alberto Saldón, director del proyecto riojano LaLomba, reconocía en una entrevista a Guía Peñín la importancia de fijarse en el consumidor, y tiene razón. Lo que nos trajo el Pepe Mendoza Giró de Abargues es un vino mediterráneo obsesionado por la frescura racional del entorno y por mostrar el carácter del suelo a través de su variedad giró, que no garnacha, ojo, a través de trago más suave, menos estructurado y maduro, tendencia en muchos vinos levantinos. Esta `nueva’ tipología encaja en el mercado por partida doble, primero por centrarse en la elaboración de uvas locales, ya de por sí un argumento de venta en los tiempos que corren y también por alejarse de los vinos hiperconcentrados y alcohólicos que ya no se demandan tanto.
Rafa Bernabé, un pionero incomprendido