Las mejores burbujas de Guía Peñín

Si en nuestra nueva Guía Peñín de las Burbujas somos capaces de catar cerca de 1200 vinos, contando cavas, champagnes, proseccos, moscatos, vinos de aguja, sin olvidarnos de las marcas insurgentes de Corpinnat o Raventós y los que se exhiben en alguna otra denominación de origen, así como los espumosos internacionales, ello nos permite asegurar que este listado que hoy les traemos de las mejores burbujas que se beben en España tiene detrás un fundamento sólido y contrastado.

Les traemos 13 vinos espumosos con los sellos de Champagne,  Vino Espumoso genérico de España y Cava.

Pocos podían imaginar que en un podio de los mejores espumosos catados por la Guía Peñín, donde se encuentran muchos de los grandes elaboradores del mundo, encontrásemos varios vinos con burbujas nacionales. Quizá sea por ese sentimiento de inferioridad que siempre rodea a algunos de nuestros vinos.

Sea como fuere, la calidad de muchos de los vinos elaborados por el método champenoise o de segunda fermentación en botella en España ha llegado al nivel de algunos de los grandes champagnes franceses que hemos probado, aunque es importante decir que estilísticamente se alejan mucho unos de otros, algo positivo para el consumidor.

Sin embargo, a pesar de todas estas buenas noticias, todavía existe algo que pertenece exclusivamente a la D.O. Champagne, y es que esta denominación de origen tiene un cielo colmado de grandes vinos. Su podio (vinos de 95 puntos en adelante) es abrumadoramente superior al de los espumosos nacionales.

Con todo, el mundo de las burbujas es tan especial y placentero que cada productor aporta su pequeño granito de arena al conjunto, ya sea mediante una visión global de su casa o mediante el acercamiento al concepto terruño, con elaboraciones de viñedos propios o de entornos específicos. Todo vale para acercar al consumidor las múltiples vías de expresión en el vino y así es como a nosotros nos toca disfrutar de ello.

Los mejores champagnes

Champagne es todo un símbolo en el mundo del vino. Muchos consumidores ven en sus embotellados el summum de la excelencia. Esta denominación de origen es capaz de grandísimas cosas, en ella conviven bodegas centenarias, junto a otras más jóvenes. Poseen casas de grandes dimensiones, frente a pequeños elaboradores, estilos globales frente a estilos más personales, trabajos que se focalizan en un entorno y otros que buscan plasmar la identidad de un terruño específico. En esta primera convocatoria de cata de los vinos franceses hemos evaluado más de 138 referencias, muchas pertenecientes a casas célebres, pero también de productores menos conocidos y pequeños elaboradores que nos han dejado vinos memorables. Como siempre decimos, no se ciñan solo a este listado que ahora les traemos y aprovechen para bucear en todas las catas que recién acabamos de publicar. Y ahora les dejamos con los mejores champagnes de las diferentes jornadas de cata, aquellos que más han asombrado a nuestro equipo de cata.

Bollinger es una de las grandes casas nacidas en la segunda ola de nuevos productores de Champagne, en la primera mitad del siglo XIX. Es poseedora de unas excepcionales viñas, hasta 178 hectáreas, con un 85% de vides Grand Cru y Premier Cru, donde predomina la pinot noir. Sus viñas están repartidas en siete viñedos principales: Aÿ, Avenay, Tauxières, Louvois et Verzenay con Pinot Noir, Cuis con Chardonnay y Champvoisy con Pinot Meunier.

Se trata del primer espumoso rosado en alcanzar los 99 puntos en Peñín, toda una revelación para nosotros, que vimos en él un vino muy complejo cuya nota más característica era la presencia de una sensación a fruta escarchada y su paso por boca fresco y complejo. Todos los extras aromáticos que vimos en él estaban perfectamente fundidos en el vino e iban saliendo como destellos, con sutileza pero con decisión. Un fuera de serie que nos dejó un recuerdo imborrable.

No entraremos en la interesante y repetida historia de que este Cristal se creó bajo la solicitud de Alexandre II para el consumo exclusivo del Zar de Rusia, ni que por ese motivo las botellas de Cristal llevan el escudo de armas del Zar en su etiqueta, o bueno, quizá un poco sí. Este vino se desmarcó del resto por varios motivos. La complejidad a estas alturas se da por descontada, así que sin tener que rebuscar nos dimos de bruces contra un espumoso de gran finura pero de intenso sabor, donde casi podías masticar la caliza y la terrosidad de sus suelos. Esta mineralidad, sutil pero directa e incisiva, venía acompañada de ricos matices de vejez, bollería, así como ligeras notas de cacao y envolventes notas de levadura.

A estas alturas ya se veía que se trataba de un fuera de serie, pero fue su paso por boca lo que acabó de decantarnos hacía el 99 puntos, eso y una cata comparativa posterior donde pudimos comprobar que no tenía rival en su tipología y estilo. Lo más llamativo de su boca es la finura de su burbuja, pequeñas burbujas que arrastran consigo todo el sabor y la cremosidad de un gran vino.

El R.D. que aparece en el nombre de esta cuvée significa  "Recién Degollado", pues cuando se quería agasajar a alguien importante, era costumbre degollar vinos añejos poco tiempo antes de ser degustados. Esto es parte del éxito de este gran champagne, la frescura  latente y que se puede palpar en un vino de largo envejecimiento y de una añada única (millésime 2004). Lo más llamativo de él es que, a pesar de su aspecto de vino con larga crianza, la boca mostraba nervio y sutileza a partes iguales, un registro que muy pocas veces hemos visto en un espumoso, y valedor por este motivo de unos merecidísimos 98 puntos.

La pinot noir dominante en este vino le aporta una frutalidad y estructura singular y la burbuja fina y mantecosa termina por hacer que el trago sea casi perfecto.

Este blanc de blancs llegó suave, sutil, elegante, mineral y floral como pocos, un vino extremadamente delicado, con una burbuja acorde, que nos mostró el lado más fino del champagne. Se trata de una excelente representación del chardonnay en champagne, la uva preferida de esta casa que proviene del triángulo mágico de la Cote des Blanc, donde la bodega cuida con celo alguno de los viñedos más emblemáticos.

Otro fuera de serie de la casa, un vino que muestra su vejez con conciencia, con elegancia, con consistencia y con brillo. Nos suele ocurrir que grandes espumosos de largo envejecimiento pierden su brillo a favor de otros matices, más densos, más intensos y más vinculados al concepto tiempo. Sin embargo, obtener las sensaciones de vejez (4 años de crianza en cavas, más 6 meses en botella) y a la vez conservar un atisbo de brillo y nervio es algo harto complejo. Bien lo saben en las casas de champagne que apuestan por estas grandes añadas para trasladar esta sensación al consumidor. Así pues, es, sin duda, otro gran espumoso del año para la Guía Peñín.

Cristal es la joya de Louis Roederer. Creada en 1876, esta cuvée combina los Grands Crus de la Montaña de Reims, el Valle del Marne y la Côte des Blancs. Se trata de un vino que destaca por su potencia y su finura, dos descriptores aparentemente contrapuestos pero que encuentran su significado en este champagne. Lo que más nos atrajo de este millésime fue su carácter robusto, su  fuerza, que era acompañada al paladar a través de una burbuja fina y consistente. Aromática y gustativamente posee todo lo que un vino de larga crianza debe ofrecer: notas ligadas a su crianza, bollería, tostadillos, frutos secos. El final es tan largo y complejo que continúas saboreándolo durante muchísimo tiempo. Sin duda, una joya y un ejemplo de precisión por parte de la casa Roederer.

Esta casa nos volvió a cautivar con otro soberbio champagne, en esta ocasión su gran Année 2008, un vino de añada que solo elabora en cosechas excepcionales. El trabajo que esta casa hace con sus vinos fermentados en barrica de roble de edad avanzada y su posterior crianza son ya un sello de buen hacer, donde la maestría en los tiempos y la excelente materia prima juegan un papel igual de importante. Solo así entendemos que este vino recoja todos los matices de variedad, de su crianza y también de su entorno a través de una elaboración robusta y casi imperecedera, o al menos así lo sentimos durante su cata.

Los mejores cavas

Aunque solo incluyamos un vino dentro de esta categoría, conviene recordar que este selecto grupo de vinos que les traemos tienen como requisito una puntuación mínima de 97 puntos, algo prácticamente inalcanzable para el común de los mortales. Cava es responsable de 19 vinos más entre los 94 y los 96 puntos, vinos que además son mucho más accesibles que la mayoría de los vinos que hoy presentamos. Si quiere bucear a través de ellos puede hacerlo ya mismo accediendo gratuitamente a la Guía Peñín de las Burbujas.

Codorníu, una de las bodegas de mayor tamaño en Cava junto a Freixenet, tuvo a bien hace unos años abrir una línea de cavas con pretensiones bautizada como la gama Ars Collecta. Este proyecto fue ideado por su anterior gerente, hoy día presidente de la D.O. Cava, Javier Pagès, y transformado en realidad gracias al minucioso trabajo de su enólogo Bruno Colomer, las mejores viñas para el mejor Cava. Con estas credenciales ¿qué podía salir mal? Ars Collecta 457 2008 es un gran reserva que nos sedujo por la gran maestría de un típico cupaje francés, pinot noir (Conca de Barberà) y chardonnay (Costers del Segre), con un pequeño toque catalán de la mano de un 10% de xarel.lo (Penedès), todo ello aderezado de un estilo mediterráneo que lo hace único y diferente. Las tres uvas utilizadas pertenecen a tres viñas designadas en Cava como Parajes Calificados.

Los mejores insurgentes

En los últimos años hemos asistido al abandono de algunas de las más importantes bodegas de Cava , unos se han agrupado bajo la marca colectiva Corpinnat, otros como Raventós han decidido seguir su camino en solitario. Sea como sea, estos insurgentes son responsables de las más altas puntuaciones del vino con burbujas en nuestro país.

Recaredo fue, junto a Gramona, una de las grandes pérdidas que tuvo que sufrir Cava cuando decidieron abandonar la denominación de origen. Y lo fue porque era parte de la revolución del espumoso con sello Cava y, en cierta medida, aceleradora del cambio que hoy día está experimentando la D.O. Aquel Recaredo Segona Plenitud 1996 que catamos en 2018 fue un indiscutible 99 puntos por todo lo que el vino traía consigo. Este Reserva Particular 2007 es un vino que muestra con perfecta transparencia el concepto suelo y estilo de la región del Penedès. No puede haber un espumoso que muestre mejor la singularidad del cava, y disculpen el error, pero es que mentalmente es muy difícil disociar este vino del concepto cava que hasta hace poco representaba. Aquí podemos ver todo lo lejos que puede llegar un espumoso seco, sin azúcares añadidos, con viñas viejas de xarel.lo y macabeo que crecen sobre un suelo eminentemente calizo y la influencia todopoderosa del clima mediterráneo. Este vino es uno de los máximos representantes del movimiento Corpinnat (Corazón del Penedès) al que pertenece, una marca colectiva que se asemeja a alguna de las asociaciones de productores franceses como Terrets et Vins de Champagne o Les Artisans du Champagne, aunque claro, en el caso de Recaredo esto lo hacen fuera de la D.O. que los protegía, es decir, Cava..

Turó d’en Mota es la viña bonita de la casa Recaredo, una preciosa colina  de menos de una hectárea de xarel.lo (Turó significa colina) situada en el Coster del río Bitlles, en el Alto Penedès. Esta célebre marca es un símbolo de calidad para los espumosos en España, y lo es por derecho propio. Se trata de un espumoso de un paraje único y de una única variedad, que busca trasladar la esencia del lugar y de la cepa más relevante de su entorno, la xarel.lo. Esto que parece una evidencia hoy en día no lo era cuando su creador Ton Mata empezó a embotellarla por separado, y cuando se obsesionó con trasladar toda su esencia al vino. Todo aquí está medido, un trabajo preciso y biodinámico en viña y un no querer interferir entre el mensaje de la viña y la uva en el vino. Creemos que este Turo d’en Mota es la viva demostración de que el xarel.lo es una de las grandes uvas blancas del mundo, capaz de ofrecer vinos longevos y de gran complejidad y viveza, con tensión y con un carácter mediterráneo único. Gracias a Ton Mata, hoy sabemos que estos vinos son posibles.