Cada año que pasa vemos en la Ribera nuevos vinos que buscan suavizar la presencia de la madera con trabajos que resaltan otras cosas, como la fruta o el suelo, sin embargo -y aquí es donde vemos que existe el mayor reto para la zona-, Ribera del Duero tiene que ser capaz de mostrar una mayor diversidad de estilos si quiere ser mucho más que un vino corpulento, tánico, maduro y frutal. Los mejores productores de la zona saben imprimir un estilo único y diferenciador. Peter Sisseck (Dominio de Pingus), Jorge Monzón (Dominio del Águila) y, como no, Vega Sicilia y Dominio de Atauta, entre otras, están mostrando cada año que pasa una nueva Ribera mucho más exportable y más consumible.
Algunos de los estilos de Ribera ya existen, no hay que inventarlos. Sin embargo, hay que saber trasmitirlos al consumidor, verbalizarlos para que se evidencie su existencia y se asocie a un modelo ribereño más. La línea de estilo de Ribera del Duero es una línea que puede convivir con la frescura y la elegancia, pero debemos entender que estamos en una zona de un clima continental extremo y, como tal, es proclive a generar de forma natural vinos con cierta fuerza. Sería posible que un enólogo experimentado nos mostrase un Ribera infusionado, pero también sería poco o nada representativo del entorno donde nace, algo que ya sucede en algunas otras partes de España, donde gusta tanto el estilo sutil, típico de otras regiones productoras del mundo, que se olvidan del origen de donde quieren crearlo y de la identidad natural del mismo, una máxima en el mundo del vino de calidad. Si algunos de los estilos de Ribera están ya creados, también existe en la región un freno a una mayor representación de estilos. Este freno no es otro que el de obligar a que los vinos tengan un porcentaje mínimo del 75% de uva tinta fina, un porcentaje muy amplio en comparación a otras zonas y que impide al productor abrir el abanico estilístico de sus vinos incorporando con generosidad otras uvas con rasgos y características diferentes.
Desde que Ribera del Duero aceptó la elaboración de vinos blancos con la uva albillo mayor bajo el sello de la D.O., muchas bodegas han apostado por ampliar su gama de vinos con un blanco. Aunque la gran mayoría de bodegas han apostado por la elaboración de vinos de consumo inmediato, hemos podido comprobar cómo los mejores resultados se obtienen con vinos de crianza larga en botella y barrica, así fue con el blanco de Arzuaga Navarro 2007, vino revelación de la Guía Peñín 2020, y así se evidencia a través de esta cata vertical del vino personal de Jorge Monzón Dominio del Águila Albillo Viñas Viejas.