Vandama Hoya Oscura 2021, la erupción de Gran Canaria

6 October 2022

Continuamos en nuestro apasionante viaje por los vinos reveladores de la nueva Guía Peñín 2023. Si nuestras últimas paradas nos han llevado a elaboradores muy especiales en Aragón y Ávila, en esta ocasión nos dirigimos a un rincón muy especial, donde la singularidad del paisaje y el subsuelo volcánico definen el vino resultante. Allí es donde se encuentra la bodega Vandama, de donde nace Vandama Hoya Oscura, un vino tinto de la añada 2021 elaborado con listán negro fundamentalmente y negramoll y que nos conquistó desde el primer sorbo.

Nos dirigimos a Gran Canaria que, aun siendo la segunda isla más poblada del archipiélago canario, es una de las más pequeñas en superficie de viña, donde el año pasado apenas se cosecharon 270.000 kilos de uva en toda la isla. Nos encontramos en un lugar compuesto eminentemente por suelos volcánicos y en ciertas partes zonas calcáreas debido a la emersión del fondo del mar.

Vandama se encuentra en las laderas de la antigua caldera del volcán del mismo nombre, a 400-500 metros de altitud, en lo que podríamos definir como una de las erupciones más recientes dentro de esta isla, por lo que el suelo predominante en este lugar es el picón, arena volcánica negra. El viñedo de esta bodega, fundamentalmente de listán negro y negramoll, aunque con alguna variedad blanca de la zona, cuenta con una edad de 30-35 años y fue plantado en pie franco, ante la ausencia de la filoxera en la isla.   

Hoya Oscura 2021 es un vino que a pesar de su juventud nos dibujó un paisaje complejo, de terrosidad, de pimientas y laurel, una suerte de toques balsámicos que se aunaban a la fruta roja y negra entremezcladas con notas a especias dulces de su crianza en barrica. En boca contenía frescura y sapidez, una mezcla poco usual en la isla, donde hemos visto nuevos proyectos que se acercan más a la sutileza y elegancia, también con excelentes resultados y si no que se lo digan a la bodega Tamerán, el proyecto liderado por el experimentado Jonatan García de Suertes del Marqués y el exfutbolista David Silva.  

El éxito de Vandama y de sus vinos radica en la mezcla de personalidades, la de Diego Cambreleng, propietario de un pequeño restaurante y de la bodega, y de Carmelo Peña, joven enólogo de la isla que ha trabajado en Nieport, con Raúl Pérez o con Pedro Parra en Chile y que fue uno de los precursores del exitoso proyecto Puro Rofe en Lanzarote. Hoy día cuenta también con un pequeño proyecto personal en la misma isla, Bien de Altura, donde elabora a más de 1.000 de altitud.

Viñedos Bodega Vandama

Diego Cambreleng y Carmelo Peña

Diego Cambreleng, tenía claro que quería cambiar el aire de sus vinos y la forma de trabajar en su bodega, por eso contó con Carmelo que enseguida aportó su visión del vino a un proyecto de pequeñas dimensiones. En esta nueva aventura profesional encontró una actitud aperturista y receptiva en Diego, quien tenía ganas de cambiar lo que hasta entonces se hacía. Así que no fue difícil aportar toda su experiencia a un lugar mágico y con grandes posibilidades. En noviembre de 2020 empezaron su camino juntos para reconducir los trabajos en viñedo. La idea era centrarse en la viña para que fuese ésta la que transmitiese al vino. Se quitaron los tratamientos sistémicos, herbicidas, se empezaron a hacer podas más cortas… Como Diego lo describe se trataba de ser un mero “acompañador” de la viña e interpretar lo que tiene que dar. Como es lógico, esta interpretación va ligada a la situación de la viña. Su disposición en mayor o menor pendiente, la profundidad del suelo, la madurez de la uva les ayuda a determinar el mayor o menor uso de raspón en sus elaboraciones. La forma de trabajar de esta bodega prima las maceraciones muy largas para obtener profundidad en boca, complejidad en los aromas y obtener lo que denominan como “un tanino bueno”. La listán negro es una variedad poco estructurada, así que buscan darle un mayor carácter con unas maceraciones mucho más largas de lo normal.

Listán negro en Gran Canaria

Gran Canaria es una isla que goza de una gran diversidad de estilos. En viñedos apenas separados por medio kilómetro de distancia se pueden obtener vinos completamente diferentes y eso a pesar de ser elaborados de la misma manera, una suerte de identidad que acaba transmitiéndose en los vinos resultantes, como es el caso de Mocanal de Bodega San Juan, también elaborado por Carmelo Peña, donde vemos un estilo más reductivo que en Hoya Oscura y una fruta más negra.

Vandama Hoya Oscura 2021, es la primera cosecha de este vino. Para llegar a él se vinificaron de 8 formas diferentes. Al ser la primera añada de Carmelo, realiza diferentes tipos de elaboraciones a fin de descartar y escoger la que mejor refleja el lugar, al menos así lo defienden sus creadores. Se trataba de tener clara la elaboración de cara al siguiente año. Hoya Oscura es una pequeña parcela de 0,4 hectáreas que se encuentra al fondo de la finca, donde cuentas con las uvas listán negro y negramoll entremezcladas. Allí vieron que la uva era diferente lo que les animó a elaborarla por separado. El vino fue vinificado con una parte de raspón, y con uvas enteras, que hicieron una pequeña maceración carbónica, y posteriormente se crió durante algo menos de un año en una barrica de 500 litros de varios usos. Después se trasladó a recipientes de acero inoxidable y se embotelló sin filtrar ni clarificar. En opinión de sus creadores este vino tiene todavía unos años de vida por delante, y cuentan con que alcance su punto álgido en 4 o 5 años. Nos encontramos ante un vino muy directo, expresivo y equilibrado. Un vino que te acerca a la isla de Gran Canaria, desde una suerte de elegancia y estructura desde su primera cosecha.  

En la última década Canarias ha despuntado en el mundo del vino gracias a la singularidad de sus vinos. Hasta la fecha lo han hecho lugares como Tenerife, Lanzarote, donde pronto veremos llegar un nuevo proyecto de Carmelo Peña, La Palma, y ahora también Gran Canaria, donde están viviendo años de extraordinaria creatividad en sus vinos.

    Escrito por Javier Luengo, director editorial de Peñín