Existen vinos que, por su filosofía o estilo, se salen de lo establecido y marcan un antes y un después en la zona productora o región donde han nacido. Los bautizamos como Vinos Revelación, una categoría que nació con la Guía Peñín 2013 y que durante años nos ha servido para analizar los vinos no sólo desde el punto de vista cualitativo, nuestra forma habitual de valorar un vino, sino también por su trasfondo y su ruptura con lo establecido.
No resulta fácil discernir la capacidad de ruptura de un vino en una zona, pues para eso necesitas haber catado muchos y tener una amplia perspectiva de zona. El ejercicio de cata constante al que se someten los catadores de la Guía, pudiendo evaluar vinos de todo tipo de calidades y estilos, les capacita para poder ver un vino a futuro, y calibrar si su punto de “excentricidad” es o no plausible.
A lo largo de estos años muchos vinos han sido nominados como Revelación. Aunque sólo un vino gana cada año, el hecho de ser nominado ya es de por si un premio o reconocimiento a un trabajo arriesgado o inspirado en las elaboraciones del pasado cuyo perfil parece haberse olvidado en los tiempos modernos.
Guía Peñín 2013
Los premios arrancaron como decimos en la edición 2013 de la Guía, es decir en el año 2012. En estos primeros premios aparecían nominados vinos tan importantes como como As Caborcas 2010, que abría un camino hacia los vinos revolucionariamente silvestres y suaves, frente a otros más clásicos pero también trascendentes como El Anejón de la Cuesta de las Liebres, Teso la Monja, Macán Clásico o Nisia, todos ellos de casas de gran trayectoria. Aún recuerdo el discurso de Telmo Rodríguez al recoger el primer vino revelación de la Guía Peñín, agradeciendo el atrevimiento de otorgar el premio a su As Caborcas teniendo en cuenta los vinazos que competían por el mismo galardón. La cuestión no era tanto premiar al vino de mayor calidad, sino al vino cuyo estilo y elaboración abriese nuevas vías de trabajo y nuevas interpretaciones del terreno, y sin duda As Caborcas respondía a todos esos criterios con solvencia.
Guía Peñín 2014
Siguieron los años y llegaron vinos como La Bota de Florpower (año 2012), el precursor de los hoy llamados vinos de pasto; Táganan Parcela Margaelagua 2012, el boom creador de los vinos atlánticos canarios y parcelarios; Sorte O Soro, un vino de finca soberbio; o Sietejuntos Syrah, el canto a las uvas francesas en plena escalada del vino hacia la uva local.