Los vinos presentados por la familia Harlan en el Casino de Madrid arrancaban desde la cosecha 1991 hasta la de 2014. He aquí mis apuntes de los ocho vinos seleccionados.
96 HARLAN 2001 TINTO (100 Parker, J. Robinson 18,5 equivalente a 96 puntos) 1.500 €
Cereza intenso. Excelente equilibrio entre los aromas primarios y terciarios muy bien fundidos como los grandes de Burdeos (Lafite). Boca sedoso, redondo, amplio y lleno.
95 HARLAN 2015 TINTO (100 Parker, 18,5 Robinson equivalente a 96) 1.500 €
Cereza intenso, aroma con elegantes matices especiados con ligerísimas notas de fina reducción, cremoso, efluvios balsámicos con recuerdo de sotobosque húmedo. Boca amplio, graso, redondo con leves toques tánicos.
93 HARLAN 2010 TINTO (98+ Parker, 17,5 Robinson equivalente a 93) 1.000 €
Cereza intenso. Aroma fenólico (tinta china, algarroba) con notas de fina reducción (cedro, cuero), algo frutal, sabroso, aunque con taninos ligeramente marcados.
92 HARLAN 2013 TINTO (100 Parker, 16,5 Robinson equivalentes a 91) 1.590 €
Cereza intenso, aroma más fresco y frutal que el 2015 pero menos ampuloso y expresivo, algo más bordelés.
92 HARLAN 2005 TINTO (98+ Parker, 18 Robinson equivalente a 95) 800 €
Cereza intenso con borde algo naranja, aroma con elegantes notas de reducción (cedro, cuero), fruta confitada, sabroso, redondo, taninos delicados.
91 THE MAIDEN 2014 TINTO (94 puntos Parker, 17 Robinson equivalente a 92,5) 480 €
Cereza oscuro. Aroma fruta negra madura, excelente equilibrio entre fruta y roble, cierta dulcedumbre con taninos ligeramente marcados. Es la segunda marca de la casa.
91 HARLAN 1994 TINTO (100 Parker, 18 J. Robinson equivalente a 95) 1.500 €
Me pareció algo cerrado, muy típico de cosechas tardías y pH bajo (tinta china, tierra húmeda), todavía sin desarrollar, finas notas de reducción, aunque con acidez marcada.
90 HARLAN 1991 TINTO (98 Parker, J. Robinson s/c)
Percibí menos expresión que los anteriores, incluso noté algún matiz pirazínico (pimiento verde), eucalipto y acidez algo marcada, toda una rareza después de casi 30 años. Sospecho alguna alteración de la botella servida, aun así, era elegante, muy bordelés, sabroso.
Conclusiones:
Cuando los vinos envejecen los fenómenos reductores solapan los rasgos del terruño y la expresión frutal y por lo tanto resta algún punto. Lo más valioso es la exquisita sabrosidad y acariciante dulcedumbre de los tintos californianos que en los vinos de Harlan se aprecian notablemente.