¿Qué fue lo que más os costó al empezar en el mundo del vino? ¿Sentisteis que ser mujer podría suponer un freno a vuestra carrera?
Nuestro caso es bastante diferente del usual al tratarse de una bodega familiar.
Por nuestra formación científica (Marta- farmacéutica y Maria Elena- ingeniera química) no nos costó mucho realizar los estudios universitarios de enología y desde el inicio contamos con la confianza de la familia para ir creciendo como enólogas, hasta el día de hoy.
La fascinación por el mundo del vino empieza de la mano de nuestros maridos, ya que hasta el momento de conocerlos nuestros caminos transcurrían por caminos bien diferentes de la viña y el vino. Ellos nos supieron transmitir esta pasión por la viña y su expresión en el vino.
Además el patriarca, el abuelo Joan, nos animó siempre a seguir sus indicaciones en viticultura y vinificación de la forma que él entendía mejor la naturaleza; el vino lo más natural posible. Él nos dio rienda suelta a elaborar y seguir tratando el viñedo de forma ecológica, y más adelante cuando nos dejó, nos llegó la chispa para empezar el camino de la agricultura biodinámica.
Finalmente, nuestro suegro Joan, siempre ha confiado plenamente en nuestro trabajo en todas sus direcciones, lo que dice mucho del carácter de la familia Cusiné.
¿Cuándo comenzasteis a sentir que se empezaba a derribar la barrera de género?
Lo hemos ido asimilando con el paso del tiempo, ya que son más notables las diferencias cunado vas evolucionando en el mundo laboral, que cuando decides entrar en él. En la facultad éramos unos 25 alumnos, de los cuales 10 éramos chicas. Poco a poco al adentrarnos en el mundo del vino hemos ido creciendo hasta el punto de crear redes e incluso grupos en los que nos reforzamos las unas a las otras, como Mujeres del Vino o CavaWomen.
Podríamos generalizar diciendo que las mujeres son más sensibles y capaces de captar detalles que los hombres pasan por alto. Pero después de 20 años de compartir catas con todo tipo de gente, somos más partidarias de hablar de personas, sin diferenciación por género.
¿Cuál ha sido la satisfacción más grande que habéis tenido en el mundo del vino?
El trabajo con el viñedo y los vinos se asemeja al trabajo de un pulidor de piedras preciosas que reconoce el valor en la piedra preciosa que tiene delante. Para nosotras esa piedra preciosa es la uva, y se trabaja de manera que pueda expresar todo su potencial y carácter.
Nos encanta transmitir sensaciones, emociones y la historia que hay detrás de cada vino que hacemos. Catarlos y darte cuenta que cada uno tiene una personalidad, y que gracias a la huella del abuelo Joan, ahora estamos honrando su esfuerzo incansable, sus años de sufrimiento y también el apoyo incondicional de su mujer Rosa.
Una familia llena de valores, que nos han transmitido desde el primer día y que nosotras tratamos de trasladar a todo el trabajo de viticultura y enología para que en vuestra mesa estos vinos os expliquen cosas.