Garnacha
A nuestra siguiente variedad, la garnacha, se la conoce por ser polifacética en tanto que es capaz de mostrar tanto vinos sutiles y elegantes, como corpulentos y vigorosos, algo parecido a lo que veíamos con la tempranillo. Aromáticamente hay un factor común en ambos estilos garnacheros y es su aroma floral. En algunos casos es un claro reflejo a violetas, que en los vinos jóvenes puede recordar al caramelo de violetas, y en otros es una floralidad más silvestre y sutil. A nivel de fruta, si la tempranillo pivotaba entre la fruta roja y negra, en el caso de la garnacha es más evidente su fruta roja, más o menos madura o fresca en función del elaborador. Existe también un leve matiz silvestre, que puede asociarse a hierbas de monte. Suele ser bastante recurrente entre algunos de los embotellados presentes en España, ya sean de Aragón, del centro de la península o de Navarra.
Monastrell
Monastrell, la gran dama del levante español, es una variedad que más de una ocasión nos ha recordado a otras uvas como la malbec y la mencía. Existe un descriptor característico de esta variedad y es su recuerdo a las ceras de pintar que usan los niños en los colegios. Este descriptor suele ir acompañado de otros como el de mora o fruta negra. Además, y aunque esto no sea una cuestión de aroma, también suele traer consigo altos niveles de alcohol y tanino.
Existen familias de variedades que son más fáciles de localizar, especialmente si guardan una relación con el clima imperante. Este es el caso de las tintas cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc, que en climas continentales extremos y mediterráneos exhiben un carácter familiarmente común. El nexo de unión de estas tres uvas es que las tres cuentan con un compuesto aromático que recibe el nombre de pirazinas, presentes también en los espárragos o el pimiento verde. En exceso puede ser un defecto, pero también puede ser agradable y placentero si se encuentra sutil y equilibradamente en el vino. Las pirazinas se hacen evidentes en vinos carentes de madurez, pero en vinos bien maduros se presentan de forma más sutil a través de aromas que generalmente describimos como balsámicos, es decir, que nos recuerdan a algún verde, ya sea monte bajo, sotobosque, herbal, etc… Está familia de aromas es muy común en estas variedades.
Variedades blancas