La relación entre el vino y el tiempo siempre me ha fascinado. La transformación que experimenta el vino en su relación con el oxígeno, a veces trágica, otras milagrosa, es un viaje que todavía encierra algún que otro misterio. A día de hoy los elaboradores todavía lanzan sus cábalas acerca de la longevidad del vino, pero nadie se atreve a decir a ciencia cierta el tiempo que vivirá su criatura.
Existen indicadores que te hacen prever este envejecimiento, como el pH o la acidez total del vino, pero no siempre nos permiten vislumbrar una fecha. Hay algo que se escapa al control de los científicos, al no ser capaces de dar predicciones más justas. Quizá por esto sea tan bonito. El hecho de que al descorchar siempre tengas esa incertidumbre de si hiciste bien en aguantarlo en la bodega es maravilloso, sobre todo si descubres que tu paciencia ha tenido su recompensa y que además puedes compartirla con tus amigos y familia.
Algunos vinos, ya sea por acidez o tanicidad, conviene aguantarlos por muchos años, por ejemplo los tintos de Barolo, algunos chardonnays de Borgoña, tintos de Burdeos o algunos rieslings del Mosela.
Sin embargo, no tenemos necesidad de viajar tan lejos para encontrar estos vinos. En España también tenemos zonas interesantes que nos ofrecen la posibilidad de hacer que el vino forme parte de nuestra bodega por largos años y que nos permita disfrutarlo en plenitud una vez descorchado años más tarde. Rioja por ejemplo es capaz de ofrecernos una enriquecedora experiencia en tintos diseñados para aguantar mejor el paso del tiempo, como por ejemplo los reserva y los grandes reserva. De la misma forma podemos encontrar otros grandes ejemplos en zonas como la Ribera del Duero. Pero no todo se ciñe a los vinos tintos, el mundo del vino blanco ofrece interesantes posibilidades de envejecimiento, como sucede con la albariño, nuestra protagonista de hoy y quizá la uva blanca de mayor proyección temporal de cuantas tenemos en nuestros viñedos.
La vejez blanca
Para poder ver esta capacidad expresiva a lo largo del tiempo en los vinos españoles debemos acudir a la zona que más camino ha hecho hasta la fecha, Rías Baixas. Allí cuentan con la gran albariño, una uva de ciclo corto, que madura pronto y mantiene mucho la acidez. Esta uva tiene allí el frescor que necesita para poder mostrar su potencial de crianza. Es importante destacar que el trinomio clima, variedad y ser humano es el factor más decisivo a la hora de permitirnos trabajar con vinos que combatan el tiempo, y en Galicia cuentan con todos estos factores a su favor, especialmente los factores menos alterables por el ser humano como son el clima y la uva.