Estamos de enhorabuena, pues acabamos de publicar online una nueva edición de la Guía Peñín, y van 31. Se trata de la Guía más extraña de cuantas hemos publicado por la anómala situación que nos ha tocado vivir. Este año se han catado más de 10.500 vinos a pesar de las circunstancias, lo que nos muestra la confianza que los productores de este país tienen en la Guía Peñín, y en la forma en que cada año nuestro equipo de cata valora sus vinos, algo que nos anima a seguir trabajando con responsabilidad y confianza.
La fotografía vitícola del vino español en este año que entra es, a nivel cualitativo, prometedora. Nos encontramos en un año en el que proliferan los pequeños proyectos, bodegas con micro-producciones que se han centrado en la elaboración de vinos muy vinculados a parajes específicos, de productores idealistas que siguen sus instintos, algo que nos ha permitido encontrar vinos muy singulares y diferentes. Se trata de un fenómeno que va ganando fuerza en nuestro país y que, poco a poco, irá yendo a más. Generalmente estos vinos van a una tipología de consumidor específica, con conocimiento del vino, capaz de valorar los diferentes enfoques que pueden existir en el mundo del vino, así que su contribución a este sector es más que positiva, al dedicar parte de su esfuerzo a poner en valor un lugar específico. Por lo general, se trata de trabajos familiares en los que subyace una filosofía y estilo de vida que hacen que el proyecto avance con más determinación.
Sin embargo, no todo lo bueno es de pequeña producción, existen grandes casas, bodegas con larga trayectoria a sus espaldas, que, produciendo cantidades de vino notables, lo hacen con gran maestría y profesionalidad, aportando autenticidad y también, en algunos casos, un fuerte vínculo con sus parajes de origen. No dejaremos de decirlo, estos trabajos requieren de una gran pericia, pues no es lo mismo embotellar para cuatro que hacerlo para un millón. Así pues, estas casas merecen todo el respeto del mundo y más aún en tiempos en los que parece que si no eres nuevo o pequeño productor no mereces la pena. Por suerte, en el mundo del vino suele reinar la cordura y gracias a estas bodegas el vino puede llegar a todos los rincones y a todos los bolsillos. Y en muchos casos servir de señuelo para que el consumidor pueda seguir profundizando en los vericuetos vitícolas y sus infinitas interpretaciones y estilos. Además, existen productores de la talla de Marcos Eguren, Peter Sisseck, Telmo Rodríguez o Álvaro Palacios, entre otros muchos, capaces de elaborar cientos de miles de botellas sin que se vea mermado su prestigio. De hecho, es lo que les hace sostenibles y rentables, al tiempo que sirven para llegar a un público mayor y más diverso.