Así consiguió lanzar, junto al enólogo sudafricano Eben Sadie, una nueva versión del Priorat a través del proyecto Terroir al Limit. Un trabajo duro que contó con algún que otro boicoteador. Todo esto queda ya muy lejos, y hoy Terroir al Limit es merecidamente un proyecto imprescindible para conocer bien el Priorato y su capacidad expresiva, mucho más amplia e interesante ahora que en la década de los Ochenta.
Cuenta Dominik que cuando en 2016 compró la viña de Manyes, donde crecen viñas viejas de garnacha a 800 metros de altitud, como parte del trato se incluyó una parcela de 4 hectáreas muy próxima a Manyes, a escasos 500 metros de distancia, pero ya dentro de la D.O. Montsant. Las retorcidas viñas viejas y el suelo de arcilla roja en la superficie y yeso en el subsuelo, no le dio más opción, había que elaborarlo y embotellarlo para ver su expresión. Su inclusión en la D.O. Montsant le permite optar a vendimias más tempranas, pues el requisito de graduación mínima de sus vinos es más flexible que en la vecina Priorat, lo que le permite explorar otras caminos en busca de la frescura y sutilidad.
Para esta nueva aventura Dominik ha querido que el proyecto esté capitaneado por la enóloga serbia Tatjana Peceric, con quien lleva trabajando ya seis años y con la que en palabras de Dominik comparte la “vocación de hacer vinos para acompañar a la gastronomía moderna más sincera y directa”. Si Dominik se encarga de la la elaboración de los vinos de Terroir al Limit, Tatjana lo hace en los del Montsant, un combo que parece estar dando excelentes resultados.