Toc-toc. Entran Jerez y Manzanilla en la sala de cata de la Guía Peñín, ¡pónganse todos en pie! Uno debe rendirse a la genialidad cuando la tiene delante, salvo que esta genialidad que hoy les traemos trae consigo una tremenda carga dramática.
Este artículo podría haber sido escrito hace cinco años y es más que probable que tuviera la misma vigencia entonces que ahora, algo francamente dramático en un mundo, el del vino, donde la genialidad no está a la orden del día. Y sí, los vinos en este rincón del planeta son geniales, únicos, diferentes, vibrantes y eternos. ¿Qué tiene que pasar para que la gente los reconozca? ¿En qué nos estamos equivocando?
Hoy publicamos la primera entrega de vinos de lo que será la Guía Peñín 2022, a la que puede acceder desde hoy mismo aquí. Empezamos como siempre lo hacemos, con los vinos de Jerez y de Manzanilla de Sanlúcar, dos denominaciones de origen únicas. Siempre nos deshacemos en elogios acerca de sus vinos y este año lo volveremos a hacer, porque a pesar de las vicisitudes económicas del Marco de Jerez, sus vinos siguen en la senda de la excelencia, con su marcado carácter local.
La denominación de origen Manzanilla nos ha traído en esta ocasión 36 vinos, de los cuales tan solo dos están por debajo de los 90 puntos. No son los únicos vinos que aquí se elaboran. Existe también una gama de vinos que con el marchamo de Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda se escapan al examen de la Guía y suelen ocupar su espacio en los lineales de los supermercados como marca blanca. Estos vinos se venden a precios tan asombrosamente bajos que dejan un poso de mediocridad en la retina del consumidor. Por suerte, y también para su desgracia, este escaparate que lanza un mensaje silencioso al consumidor, no es un reflejo total de la realidad de Sanlúcar y sus Manzanillas. Esta misma situación aplica de igual forma con los vinos de la denominación de origen Jerez. Los vinos del Marco siguen teniendo dificultades a la hora de enganchar al consumidor menos formado, con lo cual siguen sin curar sus viejas heridas, a pesar de haber vivido un repunte instagramero empujado por la actitud estoica de un puñado de valientes y enamorados del “Jerez”, entre los que nos encontramos la mayoría de los profesionales del sector; productores, comercializadores, prescriptores y comunicadores. Incluso el mundo de la alta restauración utiliza estos singulares vinos para crear o armonizar sus platos, como recientemente nos reconocía en una entrevista el popular chef Dani García. Si algo tienen estos vinos es que son muy diversos, complejos y profundos.
Y aunque la tendencia en los últimos 10 años es que cada vez hay más bodegas que elaboran vinos más auténticos y sinceros (menos filtrados y suavizados), tal y como hemos podido comprobar año tras año en el ejercicio de cata de sus vinos, aún hay más que hacer, no es suficiente así.
La esperanza del “Jerez” pasa por abandonar la vía de vinos baratos para el supermercado y centrarse en su esencia, pureza y precio digno. Esto ya lo apuntábamos en un artículo publicado en 2018 y hoy, tres años después, sigue estando vigente. Jerez y Manzanilla no pueden competir en el bajo precio. Nadie en su sano juicio puede pensar que por poco más de tres euros el consumidor más global decidirá optar por un vino del Marco, sus sabores son especiales y a veces complicados para ellos. En su lugar, es más que probable que decidan invertir en un verdejo castellano o en un macabeo catalán. En esta línea, no hay salida.
Muchas bodegas del Marco parece que lo han entendido. Han visto con claridad que el segmento Premium y de valor es uno de sus caminos, al menos en su objetivo a medio plazo. Pero esta decisión nos lleva al siguiente paso. Bajo esta premisa de centrarse en las elaboraciones más puras, es más que probable que se venda menos cantidad. La gran mayoría de productores ya lo sufren en sus carnes. Para poder dar salida a la gran cantidad de uvas que quedarán sin comercializar es preciso que se abra la mano a la elaboración de vinos tranquilos “sin encabezar”, que puedan verse protegidos por la D.O., aunque en el camino decidan bautizar y proteger esta gama con otro nombre y marchamo, como por ejemplo “Vinos del Marco”. También es preciso que los bodegueros sean lo suficientemente proactivos como para no tratar a estos vinos de una forma menor. Es más que probable que muchos bodegueros, acostumbrados a las elaboraciones jerezanas, tengan que invertir tiempo y formación en la elaboración de vinos tranquilos. El elaborador de vinos de Jerez no tiene por qué elaborar bien un vino tranquilo y generalmente sucede justo lo contrario, que hace muy buenos vinos encabezados pero no tranquilos. Así pues, no es una carrera fácil ni rápida, pero sí una solución viable.
La parte organoléptica y hedonista de estos vinos sigue intacta y vibrante, como siempre. En el caso de Manzanilla de Sanlúcar, en lo más alto de la pirámide nos hemos encontrado con dos vinos de los que te dejan aturdido: Solear en Rama Saca de Invierno y La Bota de Manzanilla 101 FlorPower 2016, conceptos opuestos y complementarios que muestran dos de las excelentes líneas de trabajo que actualmente conviven en la zona. El equipo Navazos nos ha dejado una manzanilla de añada de un pago único, Pago Miraflores La Baja a través del sello de su marca FlorPower, una marca de referencia para entender parte de la reciente historia de los vinos del Marco, responsable del inicio de la denominada revolución silenciosa del Jerez, junto con otros bravíos vinateros. Este Florpower es ya una Manzanilla y no el vino blanco sin encabezar que nos reveló otras posibilidades allá en el año 2014, cuando fue nominado como Vino Revelación junto a otras grandes referencias por aquel entonces desconocidas, como Sietejuntos Syrah 2011 Tinto (Bodega MicroBio Wines), Sorte O Soro 2011 Blanco (Bodega Rafael Palacios) o Táganan Parcela Margaelagua 2012 Tinto (Envínate).