El vino de Rueda entró en el ideario español como un vino fresco, varietal y barato, una imagen que se ha tratado de modificar en los últimos años. El problema nacía fundamentalmente de la mano de las bodegas más volcadas en la calidad, que encontraban cierta dificultad en vender sus mejores vinos a precios más altos. Quizá toda esta historia nos recuerde a lo vivido por Cava en los últimos años.
Conscientes de los bajos precios de venta al público y de que Rueda estaba alimentando una imagen que chocaba directamente con los valores de sus vinos premium, la D.O. decidió crear en 2021 la distinción de Gran Vino de Rueda, un sello que intentaba transmitir los valores de los grandes vinos del territorio a través de ciertas limitaciones en su producción, ligadas fundamentalmente con el rendimiento por hectárea, la edad media del viñedo y la extracción de la uva.
“El objetivo es que los enólogos de la zona puedan experimentar y obtener el máximo potencial de las variedades permitidas, en especial de nuestra uva autóctona, la Verdejo. Queremos demostrar su versatilidad y capacidad de envejecimiento, elaborando vinos que posicionen a la marca Rueda en la alta gastronomía” afirmaba Carmen San Martín, entonces presidenta de la Denominación de Origen.
La idea es positiva, sin embargo, mientras por un lado se busca demostrar esta versatilidad, por otro, en las catas de calificación, se impide salir a todo aquel vino que no siguiese el santo patrón estilístico. Este exceso de celo en la protección de un estilo global de Rueda les ha llevado a homogeneizar tanto la cata de sus vinos que llega un momento en que todos parecen iguales. Frescos, herbales, con buena acidez y muy equilibrados, pero muy similares unos a otros. La gran diferenciación la encontramos en las crianzas con lías y sobre todo en aquellos que de alguna forma han querido arriesgarse con el concepto tiempo y el desarrollo de aromas y sabores propios de su evolución en botella.
Los Grandes Vinos de Rueda
Rueda cuenta entre sus filas con vinos de alta calidad, como hemos podido comprobar tras analizar más de 220 muestras en nuestra última visita. Puede consultar todas estas catas y valoraciones de sus vinos pinchando aquí. Grandes vinos que van desde sus excelentes y tradicionales vinos Dorados, toda una genialidad, hasta los blancos con cierto envejecimiento, ya sea con sus propias lías o en barrica. Sin embargo, algo se está perdiendo en el camino de Rueda, donde el 42% de los vinos catados alcanzan o superan los 90 puntos. Otras zonas como Valdeorras (el 63% de sus vinos alcanzan o superan los 90 puntos) o Rías Baixas (64%) parecen haberles tomado la delantera en la lucha por ser el elaborador top de vinos blancos en España, y eso pese al potencial de las viñas viejas con el verdejo tradicional de rendimientos ajustados. Resulta inverosímil ver cómo se cierran las puertas a otras elaboraciones o a las visiones que aportan estilos nuevos. Muchos de estos vinos rechazados acabarán etiquetados como Vinos de la Tierra o como Vino de Mesa, cuando podrían estar aportando contenido y diversidad a la propia denominación de origen, algo que acabaría por beneficiar a todos sus productores.