Francesc Grimalt empezó junto a Ánima Negra su andadura por los vinos de varietales autóctonos como la callet, para más adelante emprender un proyecto propio bajo el nombre de 4 Kilos. Este mallorquín obsesionado por los ecosistemas y su equilibrio afronta la elaboración de vino como un constante aprendizaje, en el que, como él dice, no ha parado de equivocarse. Sin embargo no se da cuenta de que, cercano a los 50 años, ha acumulado un intenso conocimiento de los complejos equilibrios que hay que sostener en el viñedo y en la bodega para que los vinos sean buenos.
Su incansable curiosidad le lleva a experimentar en todos los campos, viña y enología, hasta el punto de enterrar una barrica con vino junto con un sensor de humedad, con el fin de ver su repercusión en la crianza, que por otra parte valoró sorprendido como muy positiva. Amante de los datos, aunque no obsesivo, busca una explicación a cada uno de sus experimentos y prueba tantas cosas como se le ocurren.
Lo cierto es que las cosas no le han ido mal, y su visión del mundo del vino ha calado en lo más profundo de los buscadores de vinos singulares, y todo ello gracias a tres vinos muy importantes para las islas como son 4 Kilos, 12 Voltios y Gallinas i Foques.
En este proyecto Francesc Grimalt no se ha obsesionado por las uvas puramente locales. Es cierto que estas son la parte más importante de su viñedo, pero ni mucho menos son las únicas. En los créditos finales de algunos de sus vinos podemos ver variedades tan universales como syrah, cabernet sauvignon o merlot. Pero esto es irrelevante, lo más importante de todo es que trabajan el vino con el concepto de ensamblaje de viñas, al más puro estilo mediterráneo. 4 Kilos 2017 (95 puntos), llegó a nuestra copa como una revelación, un vino extremadamente elegante y vibrante, con tensión moderada, arrolladoramente silvestre, floral y fresco. Se trata del vino que mejor puntuación ha obtenido en las numerosas catas que realizamos en la isla de Mallorca, totalmente merecido para un vino sincero y muy localista. De igual forma, Gallinas y Focas 2016 (94 puntos), 100% manto negro, nos arrancó una sonrisa por su singularidad y su final con tensión y estructura, un vino aplastantemente rústico y frutal, de los que te hacen gritar ¡¡¡¡que viva el campo!!!
An Negra Viticultors, los locos del callet
Entre esas lucecitas que nos llevaban a pensar en las viejas tribus isleñas, hay una que merece la pena ser destacada. Se trata del proyecto vitícola de An Negra Viticultors, una bodega que ha sabido encontrar su hueco entre los grandes vinos isleños gracias a trabajos vitícolas muy personales, centrados en dar todo el protagonismo a la variedad callet, que significa negro en mallorquín. La callet es la otra gran uva de Mallorca, una variedad que, cuidada con esmero, como hacen Miquel Ángel Cerdà y Pere Obrador aquí en Felanitx, puede ofrecer vinos muy singulares.
Este proyecto, nacido en 1994, ha sido responsable en los últimos años de buena parte de la fama que los vinos de Mallorca han conseguido en la última década. Sus dos propietarios son un derroche de energía que de alguna manera queda impreso en los vinos que elaboran.