Después de la filoxera continuaron los intentos de aunar criterios entre los dos grupos confrontados: cosecheros y almacenistas. En el año 1914 se produce un importante debate tanto a nivel político, económico y periodístico como a nivel del sector implicado. “Lo más curioso –cita Antonio Cabral- es que la iniciativa partió del Centro de Unión Mercantil de Jerez, entidad que agrupaba tan sólo al pequeño comercio y en cuya Junta Directiva se encontraba un tonelero, un chacinero, un camisero y hasta un librero”. Lo cierto es que, con la estampación de la firma del presidente del Centro, se entrega al ministro de Fomento la siguiente proposición:
1º.- Que se delimite la zona vitícola de la comarca de Jerez con los pueblos de Jerez, El Puerto de Santa María, Sanlúcar, Rota, Chipiona, Trebujena y Chiclana, incluyendo también a dos empresas que operaban en Cádiz: Lacave y Gómez y Compañía.
2º.- Que solo los vinos producidos y criados dentro de la comarca delimitada puedan usar legítimamente la marca “Vinos de Jerez”.