Los vinos
De los Abuelos Teiró godello 2019 “vino de paraje” procede de viñedos a 700 metros de altitud y con un 45% de desnivel, criado en tinaja de terracota durante 8 meses. Un blanco profundo, mineral, con una explosión de hierbas de tocador (lavanda, menta e hinojo).
Aún recuerdo el otro godello, Barreiros 2018, que me encantó hace unos meses, como si se encerrara en la botella el paisaje.
Álvarez también se adentra en el universo de los claretes castellanos con De los Abuelos 2020, con mezcla de un 70% de negreda, y el resto repartido entre estaladiña, mencía y palomino. Posee la virilidad de un tinto, pero con la ligereza y suavidad de un rosado provenzal con toques silvestres de zarzal, piedra seca y ligerísimo en boca.
Me gustó el tinto subtitulado “viñas centenarias” 2019, con ensamblaje de mencía, palomino y garnacha tintorera, de suelo calizo y pizarra, de color granate algo abierto con recuerdos de fruto rojo campestre, fundido con un delicado matiz cremoso de los 8 meses en barrica usada que apenas se nota.
Los dos tintos que más me gustaron por su complejidad fueron el subtitulado “Viñedo Barreiros” 2019, el más top de la casa, de suelos de pizarra y arcilla, con matices de fruta más madura, muy orgánico, con más color que el ultimo citado. Y el que saldrá pronto y que se llama Saturno 2020, de suelos calizos 100%. Luce un color cereza algo intenso y con un aroma perfectamente fundido lo floral con lo frutal, con un finísimo tostado que me ha recordado a un Château Ángelus 2020 (Primeur Saint Emilion) que me bebí hace unos meses, y eso que es de la gama media de la casa.