Si pasada la segunda botella ves que los familiares se dispersan demasiado céntrate en los más afines. A esta altura de la velada es más que probable que no seas capaz de reconducir a los más díscolos. A medida que van cayendo los vinos iremos perdiendo adeptos, es una realidad, cuanto antes lo asimiles mejor. Esto nos llevará a amarrarnos al incauto que siga prestándonos atención y darle literalmente la noche.
Es más que probable que todos tus temores se hayan cumplido, y que el vino corra a raudales pero ya nadie le preste la atención que tú esperabas. En este caso la aceptación y asimilación de la nueva realidad es el mejor consejo que os podemos dar. Ya todo estará perdido, pero siempre podrás decirte a ti mismo lo maravilloso del vino que estás tomando.
Aunque te pueda parecer que todo se ido de madre, si tus vinos han sido un acierto notarás un ambiente especialmente distendido y agradable, y tú sabrás que una parte importante de este ambiente es gracias a tu cuidada selección. Seguramente a estas alturas ya habrás pensado en una selección menos ambiciosa para las próximas fiestas. No te preocupes, esto se borrará de tu mente y volverás a involucrarte como siempre con los vinos porque te gusta. Y es que las navidades con buen vino y sobre todo compartido son mucho mejor.