En España, cada 1 de noviembre celebramos el “Día de todos los Santos”. Por influencia cristiana, a partir del siglo XV, se comienza a festejar esta festividad en conmemoración y recuerdo de los que ya no están. Una tradición similar, aunque un poco más tétrica y mucho más vistosa y festiva, se encuentra en EE. UU, donde se celebra Halloween. Una fiesta que lleva años calando en otros países como consecuencia del martilleo constante en el cine y ahora también en las redes sociales.
“All Hallows’ Eve”, que más tarde evolucionará a “Halloween”, significa “Víspera de todos los Santos” y, como cabría esperar, se celebra el 31 de octubre. Bajo la creencia de que ese día la puerta que separa los dos mundos, el espiritual y el terrenal, queda entreabierta permitiendo quizá la interacción de ambos, la gente se disfraza para que los malos espíritus no puedan identificarlos y se encuentren así a salvo.
La expansión de esta tradición americana ha sido tal, que ha llegado hasta España a través de películas, series, relatos y leyendas, hasta convertirse en una festividad adoptada y adaptada por casi todos nosotros. Así, cada 31 de octubre, lo paranormal, terrorífico y espiritual toman los barrios de nuestras ciudades, siendo casi inevitable no percatarse de ello.
Sin embargo, algo que caracteriza a nuestro país es que, pese a adoptar tradiciones de otros lugares del mundo, siempre nos mantenemos fieles a nuestra esencia. Así como un grupo de gente prefiere disfrazare y salir a la calle a asustar a otros; otros prefieren celebrarlo de otra manera.
Llegados a este momento del año, tan cercano a la “noche de los muertos”, quizá lo que apetece es un maratón de películas de miedo, o leer un buen libro de terror escapando del frío de la calle y, por qué no, acompañado de una buena copa de vino.
Existe un vínculo entre el vino y el terror, y no lo decimos porque algunos vinos sean terroríficos. En el cine de terror encontramos múltiples representaciones de esta bebida, desde viñedos embrujados, historias de fantasmas, hasta cenas espeluznantes. Con presencia testimonial o como protagonista, es innegable su aporte glamuroso y, en muchos momentos, como potenciador de un carácter desinhibidor y retorcido.
Este Halloween te invitamos a apagar las luces, desconectar el teléfono y coger una copa de tu vino favorito, o arriesgarte a probar uno nuevo para disfrutar de estos clásicos de la literatura y el cine. ¿Se te ocurre un plan mejor?
Fuente. Película 'Drácula'
El terror existe como género cinematográfico desde la década de 1930, muy influenciado por la literatura gótica, de la que destaca, sin lugar a duda el más icónico de todos los Drácula, el del novelista Bram Stoker.
En 1992, de la mano de Francis Coppola, se estrena la adaptación a las pantallas de la novela de 1897. Bram Stoker escribe esta novela basándose en un príncipe de Valaquia, Vlad III, más tétricamente conocido como Vlad el Empalador, protagonista de leyendas oscuras que afirman que mojaba pan en un cuenco lleno con la sangre de sus víctimas, un pionero en el vampirismo, por lo que parece.
A lo largo de toda la novela de Bram Stoker y, por extensión, de la obra cinematográfica de Coppola, vemos una relación entre la sangre y el vino. Drácula tiene una bodega en su casa y utiliza el vino como forma de control, seducción y sometimiento hacia su amada Mina Harker. Y cómo olvidar aquella escena tan característica de 1931 en la que Bela Lugosi, dijo que él “nunca bebía…vino”, haciendo un estremecedor símil entre el vino y la sangre.
Algunos estudios muy posteriores, presumen de haber descubierto qué vino guardaba Drácula en su bodega. Alrededor de 1630, nació el vino Tokaji, un vino blanco dulce, considerado bebida de reyes; hecho a base de uvas con botytris cinérea (un hongo microscópico que puede afectar a las uvas y que, bajo unas condiciones determinadas, es la clave de vinos extraordinarios). Por supuesto, esto son solo sospechas o suposiciones de mano de los más fanáticos.
En 1994, un seductor Brad Pitt interpretando a Louis, personaje principal en Entrevista con el vampiro afirma que “bebe vino porque es uno de los placeres humanos que aún puede disfrutar”.
Jonathan Demme estrenó en 1991 “El silencio de los corderos”, con un gourmet de las vísceras (humanas, si es posible) como Hannibal Lecter en el papel protagonista, interpretado por Anthony Hopkins, y cuyo hilo argumental trata sobre un asesino en serie que se come a sus víctimas. En este filme se hace algún guiño al vino, como cuando Lecter afirma lo mucho que le gusta comer carne y maridarlo con un buen vino italiano.
“Me comí su hígado acompañado de habas y un buen Chianti”, son las palabras textuales que utiliza el protagonista. El Chianti es un vino DOP (denominación de origen protegida), que nace en la región de la Toscana y, en efecto, marida a la perfección con carnes como el hígado.
En la segunda película, “Hannibal” (2001), Lecter le preparaba a Clarice Sterling un plato que consistía en los sesos de su jefe, y los acompaña con un vino blanco alsaciano, un Trimbach Clos St. Hune, un riesling de la familia Trimbach, vinculada al vino desde 1626.
En 2013, se estrena una nueva adaptación a la pequeña pantalla de este clásico. Mads Mikkelsen encarna a nuestro ya emblemático Hannibal Lecter, pero dándole un toque más glamuroso y sofisticado, en la presencia del protagonista, en la relación de los personajes y en la elaboración de los platos. En esta entrega, adquiere un gran protagonismo la gastronomía y todo lo que gira en torno a ella; por eso, veremos a un Lecter disfrutando de su comida, siempre acompañado de un buen vino. ¿Los buscaría en nuestra página web?
En El menú (2022), dirigida por Mark Mylod, se mezcla terror y comedia. Una película cuyo hilo argumental gira en torno a la gastronomía cuando un grupo de personas acuden a una isla donde un distinguido chef les prepara un menú de lo más lujoso y caro, enmascarando una serie de acontecimientos de lo más grotescos y terroríficos.
El chef Slowik, interpretado por Ralph Fiennes, presenta sus platos acompañados de tres vinos. En primer lugar, un Chassange-Montrachet Premier Cru 2014, de Caroline Morey, 4ª generación de elaboradores de la bodega, acompañando un plato de vieiras, plantas y algas. En segundo lugar, presenta un Pinot Noir 2013 de Ross Cobb, pioneros en el cultivo de esta célebre variedad francesa en la costa de Sonoma, maridando con unos mulsos de pollo; se trata de un Pinot Noir más sabroso que los franceses, especiado en nariz, con aromas de cereza, caza ahumada y nuez tostada, entre otros.
Y, por último, un Cabernet Franc 2015 del Loira de Domaine Breton acompañando a un plato de solomillo, verduras y patatas, de este vino destaca su buena armonía con carnes magras asadas.
Durante toda la película acompañamos a los comensales a degustar el menú, además de ser testigos de la evolución de los personajes y las relaciones que se crean entre ellos. El vino y la comida son los hilos conductores de la historia, haciéndola dinámica y dándole coherencia.
Si eres más bibliófilo, encontrarás grandes relatos de terror con el vino como protagonista en la literatura de Edgar Allan Poe. El barril de Amontillado es un relato corto que trata sobre la venganza de un hombre, llamado Montresor, que decide matar a otro, Fortunato, con el señuelo de un barril de Amontillado.
Ya solo con el título, se nos da indicios de cuál es el objeto sobre el que trata el relato. El Amontillado es un vino mítico de nuestro país y así lo hace saber el autor para comprender por qué Montresor decide usarlo para que Fortunato caiga en la trampa. Fortunato es un gran entendido de vinos como se afirma “Aquel Fortunato tenía un punto débil (...). Se enorgullecía siempre de ser un entendido en vinos. Pocos italianos tienen el verdadero talento de los catadores. En la mayoría, su entusiasmo se adapta con frecuencia a lo que el tiempo y la ocasión requieren, con objeto de dedicarse a engañar a los millonarios ingleses y austriacos. En pintura y piedras preciosas, Fortunato, como todos sus compatriotas, era un verdadero charlatán, pero en cuanto a vinos añejos, era sincero”.
Pero, sin duda, uno de los datos más escalofriantes y lúgubre en torno a este relato es que cada 19 de enero (cuando nació Edgar Allan Poe), una misteriosa figura que viste de negro aparece frente a la tumba del escritor haciendo un brindis con amontillado y lanzando sobre ella tres rosas rojas.
La cata de Roald Dahl fue publicada por primera vez en marzo de 1945. En este pequeño cuento angustioso y tenso, con ciertos toques humorísticos se nos cuenta la historia de Richard Pratt, un sumiller que es retado por Mike Scofield a adivinar la procedencia del vino que se sirve durante la cena. Pratt acepta la apuesta, proponiendo a la hija de Scofield como el premio. Así, se desarrollará el periplo del sumiller por descubrir el origen del vino y la rivalidad entre ambos por ganar.
Se coloca el vino como elemento fundamental en la historia, el desencadenante de la acción, cediéndole un gran protagonismo y provocando que el lector pueda sentir el olor y el sabor de los vinos que se catan durante el relato. Además, de la mano de Dahl, se nos ofrece un recorrido por los mejores viñedos y fincas, regalándonos no solo una entretenida historia sino un viaje por las zonas de grandes vinos.
Este año te proponemos darle una vuelta a esta tradición adoptada y celebrar “Hallowine” para rendirle homenaje a tus vinos favoritos y pasar una noche de lo más terrorífica y divertida, quizá disfrazándote para que los malos espíritus no te encuentren o quizá adentrándote en el oscuro mundo de los viñedos encantados o bodegas abandonadas.
Portada del libro ' El barril del Amontillado' de Edgar Allan Poe
La castaña es el fruto del castaño, árbol de hoja caduca que podemos encontrar, sobre todo, en el hemisferio norte. No todas las castañas son comestibles, tan sólo hay cuatro tipos de castañas aptas para el consumo.
Sobremesa fue una apuesta romántica de Massimo Galimberti, el que fuera propietario del mayor Club de Vinos de España, Vinoselección, hoy en manos del Grupo CVNE al 88%.
Si de algo puede presumir España es de su diversidad cultural, una diversidad que ha influido en múltiples aspectos; entre los que no podía faltar la gastronomía.
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